La disparidad de género en el deporte se puede ver en la mayoría de sus áreas. En el caso del fútbol, ésta brecha es aún más notable por ser el deporte más consumido y difundido.
El fútbol profesional femenino está evolucionando rápidamente y emerge como una industria fuerte y viable. Las condiciones en que las futbolistas entrenan, realizan su trabajo y compiten, deben favorecer su bienestar físico y mental, promover sus aptitudes y proteger su integridad.
En 2018, FIFPRO publicó el informe “Raising Our Game”, en base a encuestas a jugadoras profesionales, destacándose los siguientes resultados:
“Actualmente se paga por el fútbol masculino; el femenino cuesta dinero. Debería pagarse por él y se pagará por él”, aseguró Fatma Samoura, Secretaría General de la FIFA, asegurando su preocupación por la inversión en el deporte femenino.
Sin embargo en 2020, las cifras del FIFPRO muestran cómo esta brecha se va acotando, y el fútbol femenino se encamina a ser un deporte cada vez más equitativo.
Para que este crecimiento continúe, el fútbol femenino debe seguir el camino de la profesionalización. Un paso a dar más que evidente, es la utilización de dispositivos de medición de performance. Ya no solo por aspectos atléticos, sino para marcar diferencias desde lo futbolístico y elevar la vara de calidad, algo que hace a éste deporte mucho más entretenido de consumir.
El compromiso que se deposita en la preparación física y en los entrenamientos es uno de los factores más importantes para poder potenciar el juego de las jugadoras, el gran complemento moderno a la hora de planificar y reducir lesiones son los trackers GPS.
La tecnología de medición está ganando terreno en el fútbol femenino a pasos agigantados, con la finalidad de acceder a información clave sobre la performance de cada jugadora. Algo que es de suma importancia también para el coach y el staff técnico, para así saber cuando la jugadora está bien entrenada, necesita más carga de intensidad para mejorar, o menos para evitar lesiones, y a la vez planificar el entrenamiento a su medida.
El tracker GPS se coloca dentro de la cubre espinillera, a diferencia de los chalecos que diseñados para hombres presentan aún más incomodidad para ser usados por mujeres, requiriendo muchas veces el uso de un doble “top” deportivo.
Otro beneficio dado por la colocación del tracker GPS de OLIVER en la pierna, es que permite medir interacciones con el balón, aportando métricas como golpes de balón, fuerza de chute y posesión de la pelota.
Nayadet Lopez, jugadora del Santa Teresa de Bajadoz, equipo que utiliza OLIVER para medir su performance, nos cuenta los beneficios del dispositivo:
“Los chalecos están diseñados para el fútbol masculino, al fin y al cabo no tenemos que diferenciar nunca por género”.
“El tracker va en la cubre espinillera y no requiere ningún elemento extra al que no estemos acostumbradas a usar durante el juego. La facilidad y comodidad de uso de OLIVER es una gran ventaja”.
El fútbol femenino representa uno de los ámbitos más significativos de crecimiento potencial para el fútbol profesional. Está repleto de oportunidades y caminos esperando ser explotados, es por eso que en los tiempos que corren, el cambio en las dinámicas de consumo, competición e inversión serán las que terminen impulsando definitivamente el crecimiento de este deporte.
Más información: www.tryoliver.com
Referencias:
FIFPRO 2020 “Raising Our Game”: Informe sobre el fútbol femenino